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¡Pablo López Keller ha dado en el clavo! En su respuesta a mi columna “¡A politizar la Sociedad!”, él explica con toda claridad la diferencia entre “despolitización” y “desinstrumentalización”. Es precisamente esta diferencia la que yo llamo a superar en mi columna cuando afirmo que «la superficial confusión entre “politización” e “instrumentalización” deben ser superadas». Es precisamente a esta “politización sin instrumentalización” a la que nos referimos desde el liberalismo asociativo al hablar de “politización autónoma” del tejido social. Se agradece, por segunda vez, que un gremialista aparezca colaborando en la demostración de lo que expongo en mi columna, esta vez incluso estando de acuerdo conmigo.
Cabe mencionar que en todo lo que he escrito he apuntado al gremialismo como corriente de pensamiento tal como se enseña desde la Fundación Jaime Guzmán (FJG). Tal como aparece en sus manuales y, especialmente, en el “folleto naranja” que es utilizado para la formación de los Movimientos Gremiales a lo largo de Chile. He evitado comentar sobre unas u otras interpretaciones u aplicaciones concretas que los gremialistas en particular hayan hecho del mismo en una u otra universidad, pues ahí existen tanto ejemplos extraordinariamente nefastos como otros –aunque escasos– que han logrado escapar a las estructuras doctrinales tradicionales y ampliar tanto el relato como la visión de manera ejemplar. Tal podría ser el caso de Pablo López Keller.
Pablo López no se equivoca al afirmar que el 2012 se presentó una propuesta para cambiar el término “politización” por “instrumentalización” del folleto naranja, con toda la nueva visión teórica que hay detrás. Sin embargo esto fue rechazado por la FJG. La última versión del documento (2013) sigue definiendo al gremialismo como una –y cito textual– “postura apolítica”. Del mismo modo sigue expresando que –y vuelvo a citar textual– “el apoliticismo del Movimiento Gremial” no es una cuestión de personas, pues los estudiantes sí pueden participar en política siempre que lo hagan en un “cuerpo intermedio político”, como un partido político; afirmando categóricamente que las ideologías han de situar su acción exclusivamente a nivel de la conducción del Estado.
Ojalá gremialistas dispuestos a romper los esquemas, como Pablo López, pudieran tener éxito en reformar la tradicional forma como se ha enseñado a hacer “no-política” universitaria desde la FJG durante los últimos 30 años. Con su carta no ha hecho más que confirmar el diagnóstico que expuse en mi columna inicial consiguiendo, por lo que he visto según la forma en que la han compartido en redes sociales, que decenas de gremialistas comiencen a hacer eco de esta llamada politizadora. Ojala comencemos a ver dentro de poco Movimientos Gremiales reconociéndose abiertamente como organizaciones “políticas”, al gremialismo reconociéndose abiertamente como una corriente “política” y a la Fundación Jaime Guzmán llamando abiertamente “¡A politizar la Sociedad!”. Desde el Centro de Estudios Equidad Ξ tendríamos otra gran razón más para celebrar.
Sin embargo, tengan éxito o no, la construcción de nuevas organizaciones políticas estudiantiles de inspiración liberal, basadas en estos nuevos paradigmas y en el liberalismo asociativo como ideología fundamental ya comenzó. ¡Por la libertad y la solidaridad!